Presenta hoy Gal Art un pintor adscrito al realismo: Balaguer. Hace ya años que, esporádicamente, tenemos la oportunidad de contemplar su obra. Y decimos “esporádicamente” porque su lenta creación no le permite acudir con frecuencia al ámbito expositor. Balaguer es un excelente dibujante y un dominador de la técnica. Está dotado de una gran capacidad de observación para el detalle y de una paciencia monacal; le importa poco, o nada, el tiempo que debe invertir en la realización de una obra. Lo importante es conseguir el máximo parecido posible con la realidad. Y esto es algo que Balaguer consigue en todas y cada una de sus obras. A veces basa sus composiciones en unas pocas frutas, otras en aparatos y máquinas, como puedan ser viejas radios. O en objetos abandonados, una simple caja de madera como la que acompaña el presente comentario. Otras veces son bombillas. Pero importa poco el tema y mucho los resultados que logra. Balaguer, en el silencio de su estudio, va elaborando una obra aceptada y reconocida. Es por ello que nos complace de manera especial que uno de sus cuadros sea la primera imagen que ofrezca el presente número de Gal Art. |